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El club Sirocco 4×4 hemos finalizado nuestro viaje a Marruecos de Semana Santa y aquí va la aventura vivida:

Aprovechando los días festivos de Semana Santa 2019 nos juntamos un total de 19 personas repartidas en 11 todoterrenos para descubrir los encantos y paisajes de nuestro vecino país del sur, Marruecos.

Nuestra primera visita es la ciudad imperial de Marrakech. Entramos en la medina y nos tomamos un té en la terraza del Riad Imilchil, cuyo propietario es un viejo conocido nuestro, Mohamed Iksassen. Las vistas con la torre de la Koutubia al fondo son espectaculares. Más tarde el grupo se disgrega visitando las callejuelas del zoco repletas de tiendas y los puestos que hay en la plaza de la Jemaa el Efna. Nos volvemos a juntar para cenar en un restaurante típico y disfrutamos de un espectáculo de bailarinas de la danza del vientre.

Madrugamos y cruzamos el Atlas por el Tizin Tichka, lo están ampliando y asfaltando. Marruecos se va modernizando. Hay muchas zonas en obras y donde el terreno está roto nuestros 4×4 aprovechan para adelantar a camiones y turismos que avanzan lentamente. En lo alto del puerto cogemos el desvío que nos lleva a la Kasbah de Telouet y más adelante nos encontramos con la famosa Kasbah de Ait Ben Haddou, patrimonio de la UNESCO. Para finalizar la jornada visitamos los estudios de cine de Ouarzazate y nos sacamos unas fotos en la muralla de Jerusalem que aparecía en la película “El reino de los cielos”.

Visitamos la medina de Ouarzazate y a media mañana cogemos una pista rápida que nos lleva a Foum Zguid, donde repostamos y nos aprovisionamos de agua y pan. Hoy pasamos la noche acampados en las dunas de Chegaga.

Una pista en dirección sur con un par de controles militares nos lleva hacia el lago Iriki pero justo antes de llegar el Toyota FJ de nuestro amigo Joaquín se para. La bomba de la gasolina no funciona. Una reparación de emergencia y justo nos da tiempo para llegar a las primeras dunas del erg Chegaga. Acampamos a su abrigo y pasamos una noche genial disfrutando de un cielo estrellado, una buena cena y unas copas entre compañeros de aventuras.

Al amanecer acompañamos a Joaquín hasta la pista norte, quedamos con él en el oasis Sagrado. El irá por la pista y el grupo haciendo dunas. Iremos contactando con él por la emisora. Comenzamos a hacer dunas pero nuestra alegría durará poco, el Jeep Gran Cherokee de Yon se le rompe la correa auxiliar.

Lo sacamos eslingado de las dunas a la pista norte y una vez en ella el grupo principal sale en dirección a Mahmid mientras la organización va más lenta con el coche averiado. Coincidimos los dos grupos en el hotel de Mahmid, hay tormenta de arena, aprovechamos para pegarnos un baño, descansar y arreglar el Jeep.

Parece ser que la leyenda del Dragón del Iriki es cierta:

El DRAGÓN DEL IRIKI

Cuenta la leyenda que entre la gran llanura del lago Iriki y los mares de dunas del Erg Chegaga habita un dragón de dos cabezas. Es un ser huidizo que nadie ha visto, pero todo aquel todoterrenero que ha pasado por sus dominios ha sentido su presencia. Dicen que en los días de más calor suele reposar junto a un pequeño árbol solitario en medio del lago, apenas le da sombra pero es uno de sus lugares preferidos.
Desde allí divisa a los grupos de modernos centauros del desierto cuando éstos entran en sus dominios. Hombres y mujeres subidos en caballos de acero atravesando el desierto, ignorantes de la presencia de semejante lagarto bicéfalo. Gente proveniente de lejanos lugares donde la vida es muy diferente, donde la naturaleza ha sido modificada a su antojo y no representa amenaza alguna. En cambio, en el desierto hay peligros, ser prudente cuando se está en él es algo obligado. El dragón observa a estos viajeros. Cuando estos no respetan el desierto y su conducta es temeraria o imprudente, es cuando actúa. Lo hace de muy diversas formas, un amortiguador roto, un embrague quemado, un 4×4 volcado en medio de las dunas o una simple tormenta de arena.
Este ser carece del sentido de la maldad pero tampoco de la bondad, simplemente observa y en algunas ocasiones actúa.
Quizás una de sus cabezas representa la buena suerte, la magnanimidad de permitir cruzar sus territorios sin percance alguno. La otra representa la dureza del desierto, su significado más implacable. El riesgo a que un viaje se convierta en una pesadilla, no se pueda realizar o llegar a perderse en tan vasto lugar.

Seamos prudentes y no ofendamos al Gran Dragón del Iriki.

Nos despedimos de Mahmid y entramos en pista, pasamos un control militar y avanzamos cruzando el desierto marroquí, las pistas se suceden, algunas rápidas, otras con bañeras que nos obligan a bajar la velocidad. Hacemos una parada para sacarnos una foto con el monolito que han creado en honor a Mohamed el gordito, legendario mecánico de Zagora.

Pasado el lago Maider el FJ de Joaquín vuelve a tener problemas con la bomba de la gasolina, los dos coches de organización se quedan con él mientras el resto del grupo se adelanta para llegar a comer a Kasbah Ouzina. Por el camino, en un pequeño arenal ayudamos a desatascar a un Peugeot enterrado en la arena, está participando en la Maroc Challenge y se les ve a los dos participantes que están agotados.

Hay tormenta de arena y la temperatura esta a 46 grados. Nos despedimos de ellos y un poco más adelante nos encontramos con otro turismo de la misma competición que ha roto el carter, para ellos se les acabó el viaje.

Dejamos a Joaquín y su FJ en un taller de Hassie Labied a buen recaudo y el resto del grupo bajamos presiones y entramos en las dunas del erg Chebbi, será nuestra segunda acampada en las dunas. Hacemos parrillada de butifarra, chorizo y morcillas. Todo un lujo regado con un buen vino tinto. La tormenta ha parado y disfrutamos de una noche apacible en buena compañía.

Los dos días siguientes aprovechamos para hacer dunas durante las primeras horas de la mañana, a eso de las 11.30 el viento se levanta y es muy incomodo navegar en el mar de arena.

Eso no quita para que ascendamos a la gran duna de Oubira y disfrutemos de unos bonitos paisajes.

Una vez que la tormenta de arena está en su apogeo nos dedicamos a hacer turismo visitando el mercado de Rissani, Merzouga y sus tiendas. Parte del grupo disfruta bañándose en la piscina del hotel y tomándose unas cervezas bien frías.

El último día vamos a Erfoud, hacemos las últimas compras, visitamos el mercado de la ciudad y comemos en una pizzería muy conocida. Aprovechamos para limpiar los coches y cambiar filtros. Al atardecer llegamos a Errachidia, nuestro último hotel en Marruecos.

Finaliza el raid pero no las ganas de volver al desierto. Hemos sido un grupo bien cohesionado, colaborador y cuando han surgido las averías las hemos dado solución. Ha habido compañerismo, risas y diversión a partes iguales. Siempre con ganas de nuevas aventuras ya estamos preparando un nuevo raid, en octubre expedición al Sahara Occidental!

Jon Rodríguez. Sirocco 4×4.

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