Una nueva aventura de Sirocco 4×4, esta vez en tierras argelinas. Aprovechamos la Semana Santa y sus días festivos para hacer una ruta al sureste de uno de los paises más grandes de Africa. Nuestro objetivo es conocer la zona de Djanet, el desierto del Tadrart y el erg Adhmer. El 16 de marzo quedamos en el puerto de Valencia los 9 coches y 18 personas listos para embarcar. Una vez dentro del ferry que nos llevará al continente africano nos instalamos en nuestros camarotes y luego nos reunimos en cubierta.

Doce horas después desembarcamos en el puerto de Mostaganem, los trámites fronterizos se alargan durante 5 horas. Una vez fuera del puerto cambiamos dinero, compramos tarjetas para el móvil y repostamos a tope nuestros 4×4. Jornada de carretera hasta Laghouat y al día siguiente llegamos hasta la famosa ciudad de Gardaia. Una vez instalados en nuestro hotel aprovechamos la tarde para visitar su medina.

Nos despedimos de Gardaia y los siguientes dos días son de enlace para llegar al sur. Kilómetros de carretera, controles de policía y paciencia, mucha paciencia. Por fin, al sur de illizi nuestra escolta policial nos deja a nuestro libre albedrio y al anochecer llegamos al borde del erg Adhmer, es nuestra primera noche en el desierto. 

Amanece y nos encontramos con los primeros cordones de dunas. Solo estamos nosotros, no hay más roderas que las nuestras y los paisajes de este erg son espectaculares.

Pasamos la mañana en rumbo sureste haciendo dunas e internándonos cada vez más en este mar de arena.

Disfrutamos de las vistas que nos ofrecen las dunas, los paisajes son inmensos y nos sentimos muy pequeños entre estas cordilleras de arena.

Hay pocos atascos, avanzamos a buen ritmo y disfrutamos de la conducción en este delicado elemento. La gente está contenta y se nota. Nos despedimos del erg Adhmer y rumbo norte llegamos a Djanet al hotel donde haremos la noche. La tarde algunos la pasan visitando el pueblo y haciendo compras, otros junto a nuestro mecánico Bergoi se dedican a solventar alguna avería en los coches y el resto se echa una siesta reparadora. Al día siguiente un enlace de poco más de 100 km nos acerca al desierto de Tadrart. aprovechamos para sacarnos fotos en la famosa señal de Libia-Niger.

Un cañón estrecho por una pista sinuosa nos adentra en este espectacular desierto llamado Tadrart, es la continuación argelina del Akakus libio. Un desierto de arena y rocas con zonas de dunas.

El segundo día en el Tadrart nada más comenzar a dunear tenemos el más serio problema de todo el viaje. El Toyota 100 de Asier rompe el motor y la situación cambia radicalmente. La mayor parte del grupo se queda junto al coche averiado y dos coches salen presurosos hacia Djanet en busca de ayuda. Por si no fuera poco pasamos la tarde sufriendo una tormenta de arena. Afortunadamente al día siguiente sobre las 10 de la mañana llega la caballería en nuestra ayuda. Un camión 4×4 viene al rescate, todo el mundo lo celebra y nos abrazamos de contentos. 

La potencia del camión es determinante para poder sacar de las dunas el peso del enorme Toyota. Otros dos 4×4 acompañan a Djanet a Asier y su 100. Una vez en la población se encargarán de los trámites para conseguir llevar en grúa el Toyota hasta el puerto de Mostaganem en los próximos días. El resto nos despedimos de ellos y continuamos ruta por el Tadrart.

Hacemos una parada para descansar y reponer fuerzas. La tarde la disfrutamos conduciendo entre bellos paisajes.

Hay formaciones de rocas muy curiosas como la famosa Copa del Mundo…

… y a cada kilómetro que avanzamos nos encontramos con sitios únicos…

Este desierto esta lleno de lugares con encanto…

Al día siguiente llegamos a la famosa duna de Tin Merzouga, subimos con los coches hasta donde se puede y el resto a pie hasta su cresta. Disfrutamos de las vistas, es un paisaje que parece que estamos en Marte.

Anochece y situamos nuestro campamento a los pies de esta gran duna. La noche es perfecta, instalamos nuestras tiendas, hacemos un fuego y preparamos la cena. Hoy algunos harán barbacoa de panceta…pero eso es otra historia.

Amanece y nos ponemos en marcha. Día de dunas grandes y bajadas intensas, lo disfrutamos. Subimos a una de las altas y nuestro guía Ibrahim nos señala el horizonte, al fondo la cordillera libia del Wan Kassa y más al sur Niger. 

Continuamos ruta y descubrimos más sitios singulares del Tadrart…

Nos despedimos de este bonito desierto fotografiándonos junto a su placa conmemorativa, como merece la ocasión.

Rumbo a Djanet atravesamos una inmensa hamada y es que en Argelia es todo muy grande, nos tiramos una buena parte de la tarde rodando por ella. Instalamos nuestro campamento a refugio de unas rocas que encontramos en la llanura.

En nuestro regreso hacia el norte parte del grupo decidimos volver a entrar en el erg Adhmer y quedamos con el resto en Bordj el Haouas donde nos reagruparemos. El día esta nuboso, incluso caen algunas gotas mojando las dunas.

Al salir a carretera nos llega la tormenta de arena de pleno, el viento y la arena en suspensión se convierten en nuestros inesperados compañeros de ruta. Unos kilómetros más al norte nos desviamos para visitar la guelta de Irhir, un oasis enclavado en una meseta rocosa, escondido de miradas curiosas donde aprovechamos para quitarnos el polvo del camino pegándonos un buen baño.

Los siguientes días los pasamos conduciendo por carretera camino a la costa, hacemos noche en Gardaia y Tiaret antes de llegar al puerto de Mostaganem donde nos alegramos de encontrarnos con la grúa y nuestro Toyota 100 averiado. Pasamos la frontera sin complicaciones y nos subimos al ferry. Mañana estaremos de vuelta en Valencia.

Este raid a Argelia ha sido un viaje duro, muchos kilómetros de enlace para poder llegar al sur, muchas averías en los 4×4 que afortunadamente han sido siempre solventadas por nuestro mecánico Bergoi que lo ha dado todo en este viaje. Muchos inconvenientes y gestiones en las que nuestro amigo Luis gracias a su fluido árabe y francés nos ha sido de inestimable ayuda y colaboración. Ha sido una aventura exigente que ha puesto a prueba la experiencia del grupo y de la que hemos salido victoriosos colaborando en equipo. Dar las gracias a todos los participantes y sobre todo: !Ánimo! Ya solo queda lo peor!!!

Jon Rodríguez. Sirocco 4×4.

VER VIDEO ERG ADHMER

VER VIDEO ARGELIA TADRART PARTE1

VER VIDEO ARGELIA TADRART PARTE2

VER VIDEO ARGELIA RESCATE EN EL TADRART

VERSIÓN EXTENDIDA DE JUAN M. (el Beduino)

RAID ARGELIA SEMANA SANTA 2024. CRONICA DE UN VIAJE AVERIADO

Martes 26 de marzo de 2024, Djanet, a 3.300 km al sur de Argelia. Son las 11 de la mañana. Me han nombrado escribano de la expedición y toca describir los pormenores de esta experiencia sin igual.

Nos las prometíamos muy felices el primer día. Pero si hoy nos fijamos en la actividad del garaje del hotel la Grotte des Ambassadeurs cualquiera pensaría que el “Dakar” ha pasado por aquí en una de sus etapas más complejas y exigentes. Maletines de herramientas, surtidos de lubricantes, refrigerantes varios, inyectores, bielas, ventiladores, recalentamientos de motor, camiones grúa, eslingas, barras remolcadoras y un largo etc de útiles de taller. Ahora mismo tres cuartas partes de la expedición está colgando de una cuerda más o menos gruesa, regular, como diría Aurelio. Y un vehículo ya está KO.

La segunda tormenta de arena del viaje nos acaricia con su granulada aspereza y moderada intensidad. El medio pide turbante. Curiosamente ayer pasamos por el mercado central de Djanet  a aprovisionarnos de unos cuantos. Entre los puestos de ropa tradicional también podemos adquirir chándals de Dolce Gabbana, Versace, Gucci y Balenciaga. Lacoste también está pirateado al por mayor, normal, viniendo de una antigua colonia francesa. Podéis intuir que el look que se viste por estos lares no deja de ser cuando menos peculiar. Lo de las “chanclas” merece capítulo aparte.

Cuando se levanta la tormenta de arena el viaje cae en desánimo. Cualquier actividad se convierte en una odisea y más si hablamos de reparar coches o planificar acampadas. Normalmente al caer el sol la tormenta remite y te da un respiro para poder quitarte la arena de todos los resquicios del cuerpo e intentar montar la tienda y preparar algo de cena. Con un poco de suerte, tendremos una fogata en calma al calor del té preparado por Ibrahim.

A decir verdad el caótico día de hoy no ha diferido mucho del primer día de ruta, ¿fue aquello una premonición? Podría ser… siete horas de aduana al sol del Magreb, roces entre las diferentes expediciones por abandonar cuanto antes la aduana, actitud cuanto menos peculiar, sino surrealista de la gendarmería aduanera, agonía en las colas, sol de justicia, aburrimiento, hambre, sed, hastío y todo para una inspección somera que no hubiese llevado más de 30 minutos de espera. Finalmente pudimos abandonar la aduana a la hora de la merienda, pero sin haber podido comer nada desde un liviano desayuno en el ferry. Y todavía nos quedaban 444 km de ruta  por delante.

Espera, no arranques todavía, que hay que localizar al guía, que no ha llegado todavía y además tiene que cambiarnos las divisas. Uy, aún no, todavía tiene que repartirnos las tarjetas telefónicas.  Vale va, ya está, arranca.  Vamos a la gasolinera a repostar y tiramos para adelante de una vez, que ya son las cinco de la tarde.

¿Esto es una gasolinera?  joder, qué cuchitril.  Aquí no entramos 9 todoterrenos y además estamos bloqueando la calle. Una hora de cola para abastecernos en medio del bullicio que hemos montado en el corazón de un barrio popular de Mostagarem. El típico surtidor encajonado en medio de una ciudad, donde solo caben tres coches y cuatro motos. Y aquí la marabunta hispánica dando por saco a los lugareños con sus mega cochecitos. ¿Pero por qué no repostamos en una estación de servicio a las afueras? si resulta que son enormes y cómodas, ¿quizás la primera jugada de nuestro guía estaba aquí? A la postre, resultaría ser una descoordinación de nuestra organización. Pues la descoordinación estuvo en todo momento avalada por la gendarmería, por lo que no íbamos sobrados de comunicación entre los protagonistas de la película.

El caos generado en el centro de Mostagarem por nuestra parte, ha sido equivalente al producido por la comunidad argelina en el ferry de Valencia. Desorden y suciedad por doquier. El barco convertido en un templo de oración, todos los accesos y salidas de emergencia bloqueados por los pernoctantes, humildes familias trabajadoras y migrantes varios de regreso a sus hogares aprovechando el Ramadán.

Nosotros, los cristianos, afrontamos nuestra penitencia al inicio del viaje, los 444 km se convirtieron en una pesadilla de 666 km del demonio. Eso sí, con escolta policial de lujo. ¿En serio que nos van a acompañar todo el viaje? y tan!! Además de que conducen velozmente sus Mercedes Sprinter, están bien motivados en su honrosa labor de custodia del euro rodante 4×4. Con lo que no contábamos era que cada vez que cambiabamos de región administrativa, se nos interrumpía el viaje 30 minutos con el cambio de escolta. Algún cambio demoró hasta una hora larga bajo el abrasador sol del mediodía, mientras buscábamos sombra en las palmeras de las isletas. Luego vendría el rezo a la puesta de sol, luego las prisas para alcanzar el convoy delantero de la otra expedición, et patatín et patatán, conclusión, llegamos a las 00:30 de la noche del día 3 a nuestro destino, sin haber comido, agotados, exhaustos y sin posibilidad de cenar siquiera. Vaya arranque. Una pena no haber podido disfrutar del hotel, tenía buena pinta. Adiós Laghouat.

Nada como una ducha y un buen desayuno para recargar pilas y enfrentarnos a la ruta hacia Gardaia. Solo son 200 km esta vez. Sin haber visto nada de Argelia salvo sus gasolineras y sus fuerzas de seguridad varias, ya estamos en el tercer día de viaje.

¿Qué dices qué? ¿Que el coche del mecánico falla? pues vaya, ¿otra premonición? pues sí, mala suerte la de nuestro mecánico, que se unía a los contratiempos de los escoltas y los caprichos de nuestro guía. Los 200 km se vuelven a convertir en 666 km del diablo. Vamos a morir!! nos vacila Jon de Sirocco, mientras Jaime le hace los coros. Madre mía, donde me he metido.

La visita a la ciudad antigua de Gardaia, patrimonio de la UNESCO, se convierte en un churro tan aparatoso como el inicio del viaje. ¿Os he dicho que estamos en Ramadán?¿Os he dicho que nuestro guía no habla inglés? y su francés tampoco lo entiendo. Gracias a Luís podemos entender algo de dialecto árabe magrebí. Algo es algo. Qué digo, grande Luís!! Ya le debemos varias botellitas de Johnnie Walker en compensación. Sin embargo, no tuvimos ocasión de ver nada interesante de la ciudad, bien por ser ramadán, bien por falta de previsión, bien porque nuestros guías no tenían ni idea de guiarnos.

Los alrededores de Gardaia huelen ya a desierto. Ambiente seco, piedras, arena, tierra pálida y plataformas de gas y petróleo. Muchas de ellas, y todas, humeantes de negro, negrísimo humo carburante. Hasta Laghouat mas o menos, hemos recorrido la zona norte, verde, arbórea por momentos y muy pobladas. El 70% de Argelia vive en el norte. La riqueza del gas y el petróleo se refleja en bloques de viviendas nuevas, carreteras bien asfaltadas y caminos interminables iluminados por líneas de LED, que forman constelaciones equivalentes a las interestelares. Las lucecitas de Starlink se quedan pequeñas al lado de las iluminadas calles de las nuevas urbes argelinas. Argelia sorprende mucho y no te deja indiferente. Los que sí pasamos indiferentes somos nosotros a la vista de los argelinos, para bien afortunadamente. Nuestras experiencias en Marruecos tornan diferente en cuanto a la relación con los locales, quienes te agobian continuamente para exprimirte todos los dólares posibles. Aquí no, a veces hasta te ignoran. Está claro que el turismo no es una prioridad para ellos y eso nos permite viajar holgados. Holgados a excepción de la escolta, que a efectos resulta un acompañamiento folclórico y absurdo, además de cansino y por momentos agotador.

Viernes 29 de marzo 

El amanecer no ha despertado muy idílico que digamos. Los mitos e imaginarios de la aventura bohemia y romántica se dan de bruces con la realidad contemporánea. No son los pájaros quienes nos despiertan al alba, sino la música random enlatada en un pincho USB. La primera melodía suena a tope para despertarnos, las siguientes a volumen bajo para ir quitándonos las legañas. No hay criterio de selección. Da igual rock que pop, disco que folk, techno que trap.

El arranque mañanero es caótico. El  humeante olor de las cafeteras italianas ha pasado a la historia, sustituido por brick de zumo y botella de cacao empaquetado en plástico. El desayuno del Coronel Tapioca ha evolucionado  a un kit de batido y bollería industrial plastificada. La coordinación del grupo es arrítmica. Cada cual arranca a su velocidad. A unos les aprieta el cigarro mañanero, a otros el apretón del vientre, a otros la recogida de la quechua chu secons, dos segundos de apertura y cinco minutos, o quince de recogida. A otros el saco vivac y a otros el techo elevable convertible en suite nupcial campestre.

Por contra, la noche velada al calor de la hoguera es más armónica. Una vez hemos terminado de cenar nos juntamos con una bebida a repasar el día, así como a contar anécdotas. Si el día ha ido tranquilo, al ralentí, entonces habrá bonita sobremesa. Si por contra, el día ha ido revolucionado, pasado de vueltas, nos ahorraremos la hoguera y los entremeses, para irnos directamente al saco.

Y es que este viaje de anécdotas va sobrado. Podemos decir que solo un par de coches se han librado de contratiempos varios. A destacar el del Toyota 100 de Asier. Ardua labor la de resumir la odisea que estamos viviendo.  ¡¡Vamos a morir!! se oye de fondo el grito de guerra de Sirocco, a modo de cachondeo y compadreo. Sin embargo, lo ocurrido con la odisea del Toyota  tranquilamente podría haber finalizado en desgracia.

¿Como se rescata un coche de 3500kg de las dunas del desierto? La jornada dominical de la segunda semana trajo la rotura de una biela en el motor de Asier. Inicialmente, conseguimos remolcar el 4×4 hasta una explanada de lindas aristas cortantes y cascotes afilados, donde poder intervenir el motor lejos de la arena. La estrategia tornaba atrevida. Bergoi y Luís irán a buscar un motor “nuevo” para el Toyota o en su lugar, una grúa cuatro por cuatro que saque el coche de la arena. Mientras tanto, Iván desarmará el motor en medio del pedregal de la manera más ordenada posible. Como aperitivo, tormenta de arena. 

Nunca he vivido una de ellas a 30 grados y fuera del resguardo de la sombra de un oasis o siquiera del coche. Agonizamos parapetados en ropas y sillas desplegables a modo de inútiles escudos. No sopla el viento para todos por igual. Algunos disfrutamos de exfoliante gratuito al exterior de los vehículos, otros sin embargo, aprovechan la brisa que proporciona el aire acondicionado al resguardo del hotel rodante. Cada cuatro por cuatro se convierte en un particular Castillo refugio donde guarnecerse con las comodidades que ofrece cada equipamiento.

Por otra parte, ayer, en la hoguera con Bergoi, hicimos un repaso del capítulo paralelo vivido por Luis y él en la travesía del rescate. El relato fue estremecedor.

Tras echar los últimos leños al fuego y terminar el último latigazo de chupitanga, agarramos su vivencia sobre lo que sería el punto de inflexión del viaje, mientras fumábamos un último cigarro.

No es que fuera solamente la presión y responsabilidad delegada en su buen hacer, a Luís y a Bergoi les tocaba conducir 60 kilómetros por dunas, pistas de arena, tierra y otros 130 km de carretera. Y además, de noche. La travesía les deparó varias sorpresas desagradables que podían haber dado al traste con la Operación Rescate y por ende, con todo el viaje, además de su propia integridad. Una vez llegados a Djanet tocaba “hacer la compra” del motor. Operación fallida. Plan B, camión remolque. ¿habrá alguno?

La mediación y presión de Luís al guía resultó exitosa y tras localizar un camión asistencia y asaltar la casa del dueño del garaje, se consigue acordar un precio por el rescate.

Pero les quedaba aún el viaje de vuelta, de madrugada. ¿Podrá pasar un camión cuatro por cuatro por caminos sinuosos y tortuosos? pues sí, resultó ser una máquina efectiva, aún habiéndose quedado sin arranque nada más haber sido contratado al servicio, ante la atónita mirada de los rescatadores y del propio dueño del camión con sus dos conductores.

Sábado 30 de marzo, Gardaia (2ª visita)

Desde el hall del hotel vuelvo a retomar la crónica de la operación de rescate. Nos dice Asier que la grúa no está lejos y que el coche nos irá siguiendo en el camino de vuelta. Cada vez que nos sentamos a reflexionar sobre el viaje,  no tenemos que lamentar daños personales, dentro de la mala suerte del viaje. Y será cuestión de tiempo y dinero superar las incomodidades y fatalidades deparadas por esta travesía.

En la “noche de autos”, a las 22 horas teníamos concertado una llamada con el teléfono satélite de Jon. Parecía que estábamos esperando todos juntos a las campanadas de nochevieja.

Este se subía a la duna para ver si unos metros más arriba, conseguía enlazar con un satélite que estaba a miles de kilómetros de distancia. Síntoma de la desesperación. realmente  estábamos inquietos ante la falta de noticias.

 Para la tarde, Ibantxu se puso manos a la obra a desmontar el motor del Toyota 100. La tormenta de arena remitió y nos dio margen para poder trocear todos los componentes, clasificarlos e identificarlos. Las bolsitas para cagadas del perro de Asier seleccionaban a modo de kit de tornillería  IKEA lo que a posteriori debería servir para reconfigurar el montaje del motor. ¿Pero qué montaje, lograrían otro motor? No lo sabíamos, pero el equipo de rescate seguía con su travesía nocturna para acercarse hasta nosotros, sin motor de recambio, pero con un camión todo terreno asistencia y remolcador.

La mañana del lunes amaneció sin tormenta. Normalmente se activan al mediodía con la subida de la temperatura. teníamos por tanto tregua para desayunar y continuar con el desmontaje del motor roto, al mismo tiempo que nos desesperábamos en la mas que probable fatalidad. Las comunicaciones vía satélite seguían sin dar éxito. Finalmente una ráfaga de radio, un scratch de emisora desde el coche de Bergoi, anuncia la llegada del equipo de rescate. Súbitamente, todos suben a correr a la duna para ver al equipo de rescate que llegaba. Renato subía a lo loco tocando el claxon de su coche anunciando la llegada de un camión grúa. ¿De verdad, en serio un camión grúa en medio del desierto? Renato, que no es momento para bromas! Era una locura, pero era cierto. Alá dispuso el milagro y una hora más tarde ya salíamos remolcados de una eslinga para elefantes africanos.

Entretanto, los abrazos corrían de uno a otro, las lágrimas se escapaban a borbotones y Asier no cabía en la emoción. Todavía había que salir de allí. Los operarios de la grúa demostraron ser muy hábies pero mover un vehículo de más de 3.000 kilos de peso muerto, tirado a través de un complejo camino de mix de piedras, arenas blandas, dunas y tierra irregular, afloró numerosas dificultades encadenadas a modo de gincana. Cada medio mostraba su complejidad y cada paso se convertía en un reto.

Además de varios momentos críticos en el desierto, curiosamente fue en la carretera donde más miedo pasamos, ya que en las cuestas abajo o tramos en descenso la comba de la eslinga jugueteaba a meterse debajo de la rueda de Asier, a riesgo de poder pisarla y generar otro accidente, como si de una serpiente se tratara al acercarse a las piernas de un caminante.

Domingo, 31 de marzo,Tiaret

No hay nada  como un buen hotel programado para descansar al final del viaje.  Las cuatro estrellas otorgadas en los 70 quedaron allá. Ahora solo quedan los restos de un edificio venido a menos, por mucha corbata que se ponga el recepcionista y por mucho wifi que se distribuya por las plantas. Por lo visto, no resultó fácil para la organización el buscar un alojamiento en condiciones. ¿De verdad que vais a dormir con el saco en la habitación? menudo espíritu aventurero… que decepción de grupo!!. 

Por lo menos la visita a la antigua ciudad colonial de Tiaret resultó provechosa. Reminiscencias clásicas francesas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Multitud de edificios modernistas. Pero todo se cae a cachos. Todo menos las mezquitas. Estas relucen por encima del montón de mierda en que se ha convertido la ciudad. La Mezquita Nueva, digna de ser rodada para una película futurista, con sus minaretes a modo de cohetes espaciales y la cúpula a modo de Observatorio estelar. Destacar de Tiaret que nos asombró la amabilidad de algunas de las gentes locales que venían a saludarnos por visitar su país. Algunos, inmigrantes en España, otros en Francia, todos ellos venían a darnos la bienvenida y a ofrecerse como espontáneos guías. Uno de ellos nos llevó a ver la mezquita de su barrio y a explicarnos como funcionaba el cotarro musulmán local. Hubo quién incluso desde su motocicleta cargada con la compra “del super” nos ofreció uno de los artículos a modo de “acción generosa auspiciada por el ramadan”. Podríamos decir que la ciudad nos sorprendió más con estas actitudes cercanas de sus habitantes que por su ruta turística. 

12:50 del mediodía, puerto de Mostagarem.

Hemos llegado a la aduana a la par que la grúa cargo. Asier está nervioso. Son esos momentos anteriores a coger un vuelo o un tren, donde el cuerpo se te cambia y la cabeza vuela a preocupaciones que poco tienen que ver con el objetivo del viaje. Ahora llegan los arreglos del motor y chapa. El carrusel de ceros comienza a chispear, gastos de reparación, Klink, klink, klink, $$$$$$$$.

13:20 comienzo de la espera en la aduana.

Hemos llegado ya al final del viaje. La grúa ya ha descargado el Toyota 100 y se acaba de marchar. Pero esta no es la grúa original. La primera de ellas se accidentó a las horas de iniciar su cometido.

La expedición tuvo la fortuna de visitar una especie de oasis en un desierto rocoso, a la altura de la guelta de Ihrir, un cañón en medio de un cortante en la roca, por donde florece un canal de agua más que generosa y un palmeral a su vera. Allí nos bañamos y nos dispusimos a comer hasta que nuestra amiga la tormenta de arena cumplió su profecía de convertir en berberechos todo el contenido de las latas, así como el pan y las cervezas. Berberechos naturales, beer-berechos y berberechos mutantes.

Salimos corriendo del paraíso antes de que se nos llenaran los tuétanos de arena. El baño estuvo bien y el sitio peculiar, pero ya no daba más de sí. Por cierto, el agua estaba más que fresquita, si tenemos en cuenta que nos dimos un chapuzón en mitad de una cordillera árida, al calor del sol del sur.

A las horas de abandonar la aldea el cansancio a la conducción empezó a hacer mella. El sol nos daba de cara y el camino tornaba sinuoso. Tras finalizar una curva y encarar una recta, nos encontramos en el camino con la grúa de Asier.

Hombre lo que faltaba,  la encontramos averiada. Joder,no!! ha tenido un accidente!! El chofer se ha quedado dormido y se ha salido de la carretera reventando una rueda y los bajos de su camión grúa. Por si no fuera poco, el Toyota 100 ha reventado su morro contra la cabina del camión. Para que aquí hay tomate.

El chófer de la grúa se encontraba aún en estado de shock. El pie malherido, pero entero. Al parecer se comió un pedrusco al salirse del firme y no volcó de milagro. El Toyota también ha vuelto a nacer por segunda vez en este viaje. ¿Quién da más? El grupo se viene abajo. 

Estamos en medio de la nada sin grúa. el coche más dañado aún: Klink, Klink, Klink, $$$$$$$. más contratiempos que gestionar y más dinero para arreglar a la vuelta en chapa y pintura. Pero hay que continuar con el viaje ya que se nos echará la noche encima. Hay que buscar cobertura telefónica urgentemente para avisar a Dunia, nuestra agente local en Argelia. Tienen que ayudarnos a buscar otra grúa inmediatamente y sacar el Toyota de en medio de la nada. El chofer tendrá que esperar a que vengan a buscarle Alá sabe cuándo. Por cierto, avisamos que la RACE no se hace cargo de su propia cobertura si el valor del desplazamiento supera el valor venal del vehículo o el valor de la reparación. Te quedas tirado. Así de clarito, no se molestan ni en ir a verte. Ni si quiera te llaman por teléfono. Comunícate on line con ellos. Eso si tienes cobertura y es que puedes. Esto debe ser el Business 4.0.

El retorno desde el sur de Argelia camino al puerto se ha convertido en otra gincana contra el tiempo y contra nuestro agotamiento. El viaje dura casi cinco días de carretera y Check Point’s policiales y militares. Evidentemente son otros cinco días hasta que llegas a Djanet desde el norte. Volvemos a repasar cómo fueron.

En el viaje de ida al desierto sur, a la altura de Bordj el Haouas abandonamos la carretera y comenzamos las dunas y las acampadas, en definitiva el viaje que buscábamos.

El último repostaje en la citada localidad, después de Ilizi resultó digno del caos del África negra. Aquello daba yuyu. Y nosotros dábamos ganas de ser atracados, visto como aparentaban nuestros vehículos delante de las necesitadas humildes gentes locales. Un tanto indescriptibles a nuestro ojos, pero que por su mirada no era confianza lo que más transmitían.

Abordamos la operación de repostaje. Ya de noche. Sin maderos que nos resguardaran. Aquello parecía una secuencia de Mad Max ante el último surtidor del fin del mundo. El Apocalipsis del combustible, el fin de la sociedad en plena autodestrucción. ¡¡Corred, dar la vuelta y salimos de aquí cuanto antes!! ya no se grita el “vamos a morir” porque lo que parece es que realmente nos van a asaltar y nos van a descuartizar. Aquí sí que echamos de menos la escolta de marras…

Seis de la tarde. Ferry Ciudad de Mahón

Ya hemos embarcado, todo en orden. El coche de Axi ya ha pasado por todos los controles. En las aduanas lo mismo que la vez anterior. Inspecciones aleatorias y por momentos un tanto ridículas. Esta vez parecía ser que los aduaneros querían incautarse de toda la divisa argelina restante del viaje. Los maravedíes de sobra pretendían que se quedaran en el país. Finalmente solo se ha quedado con parte del sobrante que llevaba Txusti. Se han quedado conformes con la mordida. El resto, sin mayores problemas avanzamos en cada checkpoint de la Gendarmería aduanera. En lo técnico, el coche de  Axi subió remolcado por el coche de Aitor sin mayor problema.

Ya nos hemos relajado. Momento para tomar unas cervezas y hacer una risas. Valoración rápida del viaje. Una pena por el Toyota, pero suerte que está entero y entre nosotros .

Luis ha tenido que echar el resto en la negociación con la grúa, entre la angustia de Asier por su vehículo y la alegría del resto de poder embarcar sanos y salvos. 

Momentos también para recordar lo positivo del viaje. Si, Argelia tiene mucho que ofrecer además de arena, basura, botellas de plástico, gas, petróleo y humeantes chimeneas. Las dunas del Erg Admer nos han sobrecogido a todos, así como la entrada al Tadrart. No quiero imaginarme como fué la llegada a la “copa del mundo” y la duna grande. Por contra, los giputxis nos hemos quedado sin poder disfrutar de las grandezas del sur de este desierto, con sus formaciones rocosas extraordinarias y sus dunas gigantes. Doy fe de que existen. El resto de la expedición las ha visto y las ha disfrutado, tanto a pie como en todo terreno. Por ahí estarán las fotos y los vídeos que ilustran los desniveles de las enormes dunas. seguro que no falta un vídeo corporativo de marketing de Sirocco 4×4 para dar constancia de ello 😉

Sabe a poco. Han sido muchos días de travesía desde casa hasta llegar al sur de Argelia y otro tanto para remontarlas hasta el puerto de Mostagarem. En medio, cinco días de paisajes sobrecogedores. Entornos salvajes de congelar la palabra a cualquiera que se atreviera  a divisarlos. Mares de dunas de fina arena amarilla la cual tornaba naranja al atardecer, así como formaciones rocosas singulares, dignas de la mejor clase de geografía, cortaban la palabra a cualquiera que tuviera un mínimo de sensibilidad ante tal regalo de la naturaleza. Un auténtico privilegio ser testigo de semejante maravilla geológica. Y no podemos olvidarnos de la propina de los petroglifos, herencia de arte rupestre milenaria de los primeros moradores de este espléndido desierto.

Ha sido un sabor de boca agridulce. Nadie de los participantes recordaba una expedición con tanta mala suerte. No ha habido tregua para el relax y el descanso. Todos los días hemos sufrido mayores o menores contratiempos. Y en este contexto Bergoi de Sirocco se ha ganado ese super sueldo de Rockstar que tiene asignado como mecánico. Ya quisiera él…  Chapeau por la labor desempeñada, menudo currazo. Mención especial también para Iban, como mecánico no autorizado del grupo. Gran asistencia la suya en el desmontaje del Toyota, sí señor.

El resto del equipo ha estado arropando al grupo en mayor o menor medida. Fuera la logística o el entretenimiento, la cartografía o el desempeño de la comunicación con los agentes locales . Luís queda nombrado embajador de la expedición ante el gobierno de Argelia, sus agencias, guías, policías, militares, gendarmes, tenderos y comerciantes. También queda nombrado Alto Comisionado del Magreb ante Johnnie Walker Black Label. Alá lo guarde por muchos viajes.

Y aunque el jefe guía de la expedición me haya defraudado por su falta de romanticismo clásico de aquellos expedicionarios del siglo pasado, (no hablemos de sus clientes)….. me quito el sombrero por cómo ha guiado al grupo ante tal calamitoso camino, lleno de trampas e infortunios. Ha mantenido la compostura con nota y eso que no se lo hemos puesto fácil. 

Y es que hay que lidiar con un grupo de dieciocho personas cada cual de su madre y de su padre, de muy diferentes hábitos y costumbres, capaces de hacer el viaje un poco más difícil todavía, eso sí, de forma inconsciente. Y la mayor parte de las veces de forma inocente. Cuánto tenemos que aprender a delegar y respetar las decisiones de forma jerárquica. Y el que no quiera, que se vaya solo al sur de Argelia. 

A nuestro favor, los clientes, decir que Jon Sirocco es gracias a nosotros un poco más sabio. su currículum vitae ha subido en cualificación, tanto técnica como humana, además de la cultural (aquí lo dejamos en un suficiente raspadillo siendo generosos). No hay curso alguno que forme a un guía ante las adversidades que ha sufrido. Lo que no te destruye, te fortalece. Y aunque el agotamiento haya hecho mella en sus deberes de liderazgo y organización, creo humildemente que para ser de Bilbao, Jon Sirocco ha pasado el examen con buena nota.

Es una opinión subjetiva de un novato en estas lides. El resto del grupo podrá desmentirlo o corroborarlo. Que sea la inquietud aventurera de cada cual la que empuje a cada uno a acercarse a Sirocco buscando aventura entre cañones y dunas, hoteles de mala muerte y acampadas de ensueño al calor de la hoguera, (por desgracia han sido pocas).

 Sirocco no es una agencia gastronómica. Doy fe de ello, pero acierta en sus encuentros con guías locales, los cuales, nos han hecho disfrutar en el desierto de experiencias culinarias peculiares. Té, pan o alguna que otra vianda al calor del fuego testifican estas degustaciones dignas de expediciones del siglo pasado. Los demás solo hemos aportado latas de cerveza y basura por doquier. No somos mejores que los argelinos en este aspecto. 

Argelia como el resto de países del Magreb y no voy a ampliar la lista de países del resto del mundo, se está enterrando en basura. Extraen gas y petróleo a espuertas y entierra su propia basura debajo de la alfombra de su casa. Una pena si tenemos en cuenta que parte de los ingresos económicos que disponen podrían orientarse también a la educación ambiental. Pero este apartado merecería de un libro aparte y por tomos.

Por mi parte, creo que no me voy a extender más. Yo no soy cronista de nada, ni pretendo ser objetivo en la redacción de este periplo aventurero. Solo espero haber podido reflejar en mayor o menor medida las sensaciones vividas en este viaje, desde mi prisma y mi enfoque. Si mis compañer@s  de viaje las hacen suyas quedaré enormemente realizado. En caso contrario esta redacción tendrá que ir a la papelera (de reciclaje por supuesto), o en su caso, pasar por la censura de la Organización. Espero que con la misma haya podido animar a potenciales neo-aventureros del siglo XXI, a disfrutar de Argelia SUD. Sirocco les brindará la oportunidad de hacerlo bajo una pequeña minuta. Y si son muchos los que lo hacen, espero que Jon se acuerde de mí para acompañarle como escribano mayor de sus siguientes expediciones. Y esta vez por la patilla 😉

 

 

 

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